Cita a ciegas

lunes, 18 de mayo de 2009

Suelo salir con varias personas la mayoría son amigos casi hermanos, otros mantequilla o posibles parejas, hay casos en los que salgo por pasar el rato, o por el simple hecho de ver una cara nueva, en fin, algo que me gusta es tener la libertad de elegir a quien ver, algunas salidas son divertidas otras son un fiasco, hay de todo; pero no puedo negar que en algún momento he pasado por la experiencia de la cita a ciegas, sobretodo por las presiones de mis amigas casadas, con novios o aquellas que tienen esas parejas con mil años de relación, que cada vez que veían a una potencial prospecto para mi, presionaban para que tuviera una cita a ciegas.


Realmente hice la cuenta de cuántas veces había aceptado estas citas, reconozco que no han sido muchas ya que las experiencias no han sido de lo más positivas, y hace varios años decidí no tener una cita a ciegas más, pero por un situación especial tuve una experiencia el año pasado.

Una amiga mía se casaba, y se iría a vivir a Centro América, yo había trabajado con ella, en los dos últimos años y nos habíamos llevado muy bien, conversábamos de todo, y hacíamos un excelente equipo. Ella me escribió para que no deje de ir, me conoce bien, sabe que es muy raro que yo vaya a un matrimonio, suelo aburrirme, y la música de pachanga no me agrada mucho, así que siempre aparece algo de último minuto que puede hacer que yo no vaya.

Semanas previas recibí el parte con una invitación personal para la fiesta, y pensé que sería bueno pedirle otra, buscaría algún amigo buena onda que me acompañe, por lo menos un rato, para saludarla y despedirme porque se iría de luna de miel y a su regreso estaría como loca cambiando todo para irse del país a su nueva vida. Así que cuando hablamos por teléfono se adelantó diciéndome que me sentaría en una mesa con la gente con la que estudió en la universidad, que en ella estaría uno de sus amigos solteros, empresario exitoso, que incluso me recogería porque vivía relativamente cerca a mi casa, así que me quedé callada y le dije que estaba bien, ella ya le había dado mis datos, correo y teléfono, el se comunicaría conmigo, yo solo sabía su nombre.

Le conté a otra amiga de esta situación y le pareció que era buenísima, ahora mi excusa era el vestido, tenía que comprarme uno porque no suelo tener ropa para ocasiones a las que nunca asisto. Ella me dijo como leyendo mis pensamientos, que tenía dos vestidos para mi, que eligiera uno. Así que asunto resuelto, matrimonio con fiesta incluida, pareja y vestido.

Los días pasaron y recibí una llamada de P, su voz era amable, duro al estilo cadete, coordinando la hora en la que me recogería; yo los sábados suelo trabajar hasta las 8:00 p.m. y eso es un poco difícil de entender para quienes trabajan de lunes a viernes de 9:00 a 6:00 p.m. le comenté que tenía un negocio y no tenía a ninguna persona que me reemplazara porque soy la dueña, no sé si lo entendió bien, pero su silencio me incomodó.

Así que llegó el gran día, para rematarlo tuve más trabajo de la cuenta, pasaron mil cosas que no suelen pasar, mientras, entre cada pequeño espacio me iba peinando y maquillando; si hay algo que detesto es ir a un matrimonio con un buen vestido y con mi cabello y uñas como si saliera de una película de terror.

Así que P llamó mil veces previas para saber como iba, hasta que se apareció en mi casa, yo en los últimos retoques, con vestido negro espectacular, taco 9, cabello peinado, uñas perfectas, un manité y una pashmina para el frio; salgo y veo una camioneta negra gigante, con lunas polarizadas, se escuchaba el sonido espectacular del equipo de música, se abre la puerta y sale un pequeño hombrecito en terno, no muy agraciado, con el peinado lamida de vaca, diciéndome: ¡si que te demoras! yo me reí (risa nerviosa) y le pedí disculpas, le comenté el día complicado, me abre la puerta y me convierto en su copiloto, silencio durante quince minutos aproximadamente, no había nada que hablar y peor aún, en el carro se escuchaba pachanga… llegamos a la misa, después de dar mil vueltas, bajamos corriendo, no había empezado el evangelio y P detectó que mi pashmina tenía esas grapas de lavandería, le pedí que las sacara para no hacer movimientos contorsionistas en plena iglesia. De ahí las fotos y la presentación oficial, con los amigos de la universidad que eran de lo más amables. Sobretodo una pareja simpatiquísima que nos dijo para tomar algo previo mientras la novia llegaba al local de la recepción y así lo hicimos, conversamos muy bien los tres, P no parecía muy cómodo, así que comenzó a contar del viaje que acababa de tener, de las vacaciones que se tomaría en Miami en unos próximos días, del ascenso que le propusieron, entre otras cosas más; de ahí terminamos y quedamos en ir a la reunión, la pareja se adelantó, y le comenté a P lo bien que me cayeron y dijo “que es bueno valorar a la gente humilde”… felizmente que eran sus amigos.

En el camino, él me avisó que iría a recoger a otros amigos que se encontraban esperándolo en Miraflores, unos españoles que lo habían sorprendido, se supone que llegarían el domingo, pero se adelantaron y tenía que llevarlos a un lugar y de ahí iríamos al matrimonio. Bueno pues, no me iba a negar, aunque me pareció extraño, llegamos al parque Kennedy y estaban tres españolas, un español, su amigo el que hacía el tour, el pigmeo, y yo (en ese momento no me dí cuenta que 7 no es un número par), las españolas cuando me vieron lo primero que dijeron fue pero: ¡Qué guapa! y ¡Qué alta! claro estaba con taco 9, y sinceramente me sentía muy bien de como me veía. P me pidió que pasará atrás porque el español era tan alto que no entraba, así terminamos de la siguiente manera: P manejando, el español de copiloto, las tres españolas y yo en la parte posterior, y el peruano guía turístico, en la maletera de la camioneta; yo con un vestido bellísimo y taco 9, tratando de que no se me corran las medias por la posición de momia que tuve que asumir para entrar, la recepción era en una casa como llegando a Las Palmas, pero en toda la ruta P pasó por lugares conocidos y mencionaba cada local; un museo, una iglesia, la playa, todo para que los españoles vieran las riquezas de Lima Nocturna, mientras yo no veía un lugar adecuado para bajarme, sobretodo porque si giraba la cabeza me convertiría en Linda Blair, en el papel de la película: El Exorcista, es más, no entendía esta situación tan extraña.

Llegamos al lugar de la recepción y baje con P, todos se quedaron en el carro y P les dijo que volvería en 20 minutos, mientras entrábamos mencionó que se iba al Cohiba y que si quería me apuntaba, solo pensé que este enano era un pobre h…..aso, para colmo todas las mesas estaban repletas y en la nuestra habían dos espacios libres, la novia ser acercó y dijo ¿qué lindos dónde estuvo la parejita? Como si yo la hubiera pasado de la PM, le sonreí y le dije: bien, nos perdimos, ella me miró felíz.

Así que la súper fiesta empezó, el pata se tomo unos shots y esperó que todos bailaran y recién se percató que en toda la mesa estaba la gente de su universidad, yo no conocía a nadie y me pregunta ¿qué raro por qué te habrán sentado acá? Así que mirándolo desde las alturas de mi taco 9 le dije, creo que MA (mi amiga) tuvo la genial idea de presentarnos para pasarla bien y acompañarnos en su matrimonio, pero no sabía que eras un pobre patán, el otro pidió disculpas, según él, no se había dado cuenta, pero se tenía que ir al Cohiba, si quería me pedía un taxi; le dije que por favor se fuera, la pareja buena onda se sorprendió y la mesa quedó estupefacta porque si no entendían yo menos, y el chico amable me dice quédate, te sacaremos a bailar, la verdad había ido por mi amiga, y lo único que quería era irme a dormir, para colmo estaba sin crédito en el celular por eso al día siguiente me compré otro con crédito ilimitado, mientras, envié el mensaje misio de Claro a varias personas, felizmente uno de ellos me devolvió la llamada así me coordinó un taxi, estaba demasiado lejos para recogerme, además yo no podría describir en que lugar estaba, era tan distante que no había forma de encontrar un taxi cerca por más que caminara cuadras de cuadras. Me fui al lobby hasta que llegó el taxi, y en la ruta de regreso a mi casa, me quedé conversando con este amigo por teléfono mientras el se reía de mí y le decía que me sentía como Bridget Jones, felizmente me pasó la cólera y ya en mi cama solo me eche a dormir, como si hubiera sido una pesadilla. Unos días después recibí un correo que decía: Me encantó conocerte, una pena las circunstancias, espero podamos volver a vernos. P, lo primero que pensé fue WTF...y unas mil cosas más, obviamente nunca respondí...

Tema de la Semana cita a ciegas buenas o malas… ¿valdrán la pena?

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